Durante su estancia en Madrid, Scarlatti compuso alrededor de 555 sonatas bipartitas para teclado. Es por estas obras por las que se le recuerda hoy en día. En ellas se aprecia una música totalmente original y distinta a la del repertorio operístico, instrumental y de cantatas profanas y religiosas que compuso en su juventud. La asimilación de los aires populares españoles y la experimentación constante de las posibilidades del clave, instrumento de cámara en el que ejercitaba su magisterio para la reina.
El fandango de Scarlatti estuvo muy influido por la música folclórica española. Su uso del modo frigio y otras inflexiones tonales más o menos desacostumbradas en la técnica musical europea son síntomas de esta influencia, así como el cúmulo de acordes extremadamente disonantes y otras técnicas que parece imitan la guitarra. Su rico uso, a veces trágico, de modismos folclóricos también le singulariza.
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